Ojos que no ven

Cada vez que nos referimos a la vida dentro de las cárceles decimos “el mundo carcelario”, como nombrando algo distante, algo que es preferible mantener lejos y oculto, por lo menos de nuestra vista. Tenemos incorporada la idea de que es un mundo diferente al de los hombres libres, y en algún punto creemos que está bien que así sea “porque algo habrán hecho”, y que ésa es la forma para lograr que se arrepientan. Pero, en este discurso tan arraigado en nosotros perdemos de vista que el cambio en un ambiente tan hostil sólo puede ser para peor.
Ojos que no ven denuncia el maltrato, las torturas, los abusos por
parte del servicio penitenciario y las condiciones infrahumanas y de hacinamiento que padecen los presos en comisarías y penales.