Ojos que no ven Cada vez que nos referimos a la vida dentro de las cárceles decimos
“el mundo carcelario”, como nombrando algo distante, algo que es
preferible mantener lejos y oculto, por lo menos de nuestra vista.
Tenemos incorporada la idea de que es un mundo diferente al de
los hombres libres, y en algún punto creemos que está bien que así
sea “porque algo habrán hecho”, y que ésa es la forma para lograr
que se arrepientan. Pero, en este discurso tan arraigado en nosotros
perdemos de vista que el cambio en un ambiente tan hostil sólo puede
ser para peor. |